miércoles, junio 18

Microbasurales a cielo abierto en Florencio Varela

Las esquinas de los barrios alejados del centro comercial varelense no dejan de ser espacios donde «carreros» y vecinos de a pie arrojan sus residuos sólidos de forma indiscriminada. A pesar de la limpieza que suele realizar la gestión municipal tras los reiterados reclamos vecinales, en varias intersecciones viales de los barrios más populares pueden encontrarse todo tipo de residuos, incluso patogénicos y peligrosos. «Los carreros» son personajes claves y conocidos por los lugareños y funcionarios públicos en un negocio que huele mal. Un caso ejemplo de ello es la esquina de Monasterio y Amenábar en Villa Hudson, Bosques.

Según la web oficial del gobierno nacional, «en Argentina existen 5000 basurales a cielo abierto, lo que significa, en promedio, más de dos basurales por municipio. La mayoría de ellos son formales, es decir, son el modo oficial en que los gobiernos locales eliminan su basura».

Si bien los que se encuentran en Florencio Varela no son de tamaños gigantescos, si son terrenos permeables donde se arrojan desde hace años y sin ningún tratamiento desechos domiciliarios remanentes de la poda escombros restos de animales y -hasta- patológicos.

A pesar de la existencia de un sistema de recolección de residuos domiciliarios, muchos vecinos de la zona aportan a la degradación del barrio, al deterioro constante del suelo con la contaminación del agua subterránea y del aire.

Los vecinos de Villa Hudson, linderos a Monasterio y Amenábar están ya acostumbrados a los olores nauseabundos y el humo de la quema que suelen realizar algunas personas en un intento por poner un alto al basural de la esquina. Los roedores insectos y perros vagabundos no son los únicos protagonistas además de vectores de las más de cuarenta enfermedades que produce el manejo inadecuado de la basura. «Los carreros» son personajes claves y conocidos por los lugareños y funcionarios públicos en un negocio que huele mal.

Por una cuestión cultural que hace que los habitantes de los barrios populares no hagan los pedidos formales de poda de arboles y retiro de ramas o no hagan uso de contenedores para arrojar los desechos de obras o «basura» de gran tamaño como colchones, muebles viejos o electrodomésticos dañados, son «los carreros» los que por $3.000, $5.000, $7.000 ofrecen su servicio de «retiro» y arrojan los desechos en las esquinas menos pobladas. También están los lugareños que tienen el habito de llevar sus residuos hogareños «al descampado» para prenderlos fuego y otros simplemente los dejan allí…

La realidad es que por la razón que sea, los micro basurales a cielo abierto en Florencio Varela son una realidad que da lugar a focos de contaminación.  La gestión de los residuos resulta una cuestión tanto ambiental, como sanitaria, social y económica que merece un abordaje integral. Por el momento, en estos pagos solo hay falta de gestión sostenible de los recursos.

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